viernes, 27 de noviembre de 2009

Denunciar y enunciar

Mi padre me invito a leer una entrevista a Edgar Morin filosofo francés de origen judeo-español que le hacían en el periódico el El País donde se exponia una propuesta de reflexion sobre lo que es la denuncia y la enunciación.

La denuncia viene a ser como dice el refran "perro ladrador poco mordedor", mientras que enunciar es "morder", sacar a la luz y proponer formas mejores de hacer las cosas. En la entrevista dice:

Creo que las denuncias contra la mundialización del capitalismo son buenas, pero no basta con denunciar, hay que enunciar. La enunciación no es un programa, es una idea maestra. Por ejemplo, debemos insistir sobre la calidad de la vida, no sobre la cantidad; es una buena idea... Algunas de esas enunciaciones hice en mi libro La política de civilización... Y estoy escribiendo otro que llamo La vía en el que trato de demostrar que hay que buscar algunos caminos (incluido lo bueno que tiene la mundialización).
P. En su conferencia hablaba del clima de desesperanza que nos pesa. ¿La política nos puede quitar este peso de encima?

R. Quién sabe. Las viejas generaciones tienen la sensación de que fueron engañadas en su fe en el comunismo, en una sociedad democrática armoniosa, civilizada; en el progreso como ley de la historia... Todo eso se desintegró y hoy los jóvenes están totalmente desorientados... El análisis que hago es que hay posibilidades, no probabilidades, de esperanza. Y la esperanza no se encuentra en el corazón de la desesperanza. Hölderlin decía: "Donde crece el peligro crece también la salvación"; eso significa que el crecimiento del peligro nos remite a la conciencia de lo que pasa y nos enuncia lo que hay que hacer... Antes la esperanza era una fe; ahora es sólo esperanza. Es muy importante, porque si no hay esperanza no hay proyección en el futuro.

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